La noche con sus encantos, lleva a que pensamientos, sentimientos y delirios varios, afloren.
Llegaste de la nada, con esa sonrisa dibujada en tu rostro y una mirada que hablaba de un cristal que intentaba ocultar la pena de tu alma. Atropellaste mis pensamientos y con tus palabras que delataban el peso de la experiencia de los años redujiste a mis intentos de lógicos razonamientos, para hacer trizas esas estructuras antiquísimas de la muralla que me protegía de cualquiera que intentase acercarse a mí con intenciones diferentes a las que yo pretendí controlar y encubrir. Me dejaste sin palabras cuando más intentaba explicar aquello sin motivo, generaste vaya a saber en qué instante, ese miedo de perder la oportunidad de tenerte e hiciste de mi una frágil mujer que se desvanecía entre la contención de tus brazos, volví a sentirme pequeña pero decidida por aquello que quería conseguir de ti. Esos momentos que se tornaron fugaces en que nosotros, dos desconocidos, abrieron sus corazones y dejaron ver desnudas sus penas, quedaron grabadas en lo más reciente de mi memoria pero por sobre todo en lo más insólito de mis sentimientos. Ahora que se que quizás no haya otra vez donde volverte a ver siento una angustia que me invade y me cuesta entender el porqué. Cómo puede ser que un extraño venga, sobrepase mis barreras, y deje el tendal se emociones palpitando y erizándome la piel. Será un mero capricho el que se apodero de mi vida, o realmente te has convertido en un fuerte deseo que quiero cumplir. Solo pido resolver este enigma en el que me encuentro a tu razón. Ya no lo soporto! La contradicción se ha vuelto una constante en mí, mis palabras dicen una cosa que mi corazón no me permite reproducir. Los aires de superación no logran llevar lejos estos locos deseos de que estemos de nuevo juntos hasta el fin. Como controlar con la cabeza aquello que hiciste sentir en cada rincón de mí, como mentirle a mis sentimientos si no puedo dejar de pensar en ti aun sabiendo que tan lejos estás de aquí. Me hiciste volar por un rato, y vivir un cuento fantaseado, pero antes de finalizar la historia creo que olvidaste bendito extraño, decirme como olvidarte y no extrañarte tanto.
Quien podría decirme que la tierna sonrisa de un pequeño niño podría contagiarme, dibujando una en mi rostro y borrando por momentos los problemas que incesantes parecieran no querer dejarme ver las grandes bellezas de la vida que vienen dadas en los pequeños frascos de lo simple y cotidiano. Es ahí cuando me detengo un minuto y miro alrededor, respiro profundo y sigo encontrando otras tantas cosas que a causa de mi ceguera por pensar, me estaba perdiendo. Paro, disfruto y reflexiono del por qué siempre uno permite que esas cosas pasen por nuestro lado invisibles a nuestra atención, aludiendo que estamos ocupados, y que ya habrá tiempo para hacer todo eso. Ahora bien, me pregunto, cuando será que no tendremos algún tema que nos deje ciegos de todo lo bello que nos perdemos, y si esas personas sabrán cuánto vivirán, que tienen certeza de que para eso todavía hay tiempo.
" El día que me prohiban pensar,
el día que me prohiban soñar,
el día que me prohiban amar,
ese día me han de matar"